La vida es difícil, tanto para uno como simple mortal, como para un hombre como Homero Jay Simpson, quien a pesar de ser un hombre casado con una bella mujer, tener una hermosa familia y poseer cosas materiales (tiene casa propia y dos autos), no es feliz. Algo lo atormenta y es la idea de tener que ir todos los días a un trabajo que no le gusta, a realizar labores que detesta y que todo esto lo hace por ganarse un sueldo.
“Esa es la vida”, dirían muchos, “¿Qué más se puede hacer?”, dirían otros, mientras siguen comprando cosas con dineros que no se han ganado y endeudándose cada vez más y más. Pero no, en este capítulo Homero reduce sus gastos al máximo (nada de papel higiénico acolchadito), paga sus deudas y se da el lujo de renunciarle a su jefe y salir rampante de su oficina utilizando su cabeza como un bongoe.
Ahora todo es perfecto para Homero, un trabajo en el Bowlarama del tío de Barney, haciendo lo que le gusta (brillarse la cabeza en la pulidora de las bolas), poniendo aromatizantes de lima limón en los baños y siendo querido por todos mientras sueña con una chaqueta que es el símbolo de su tan anhelada libertad.
Pero justo cuando le pide a Dios que no le cambie absolutamente nada en su vida, ya que todo es perfecto, llega una noche de pasión con arena en los calzones y es ahí cuando aparece en sus vidas Margaret “Maggie” Simpson Bouvier.
Homero ve amenazado su trabajo y planea intrincadas estrategias de mercadeo para aumentar las visitas de los jugadores al boliche; pero pararse en la puerta del local disparando al cielo una escopeta de dos cañones solo atrajo bomberos y policías.
Finalmente nace Maggie y Homero vuelve a la planta nuclear, a implorar arrastrándose que le devuelvan su trabajo y en la entrada, la lluvia ácida de la planta destruye su amada chaqueta, llevándose así todos sus sueños de libertad y una vida perfecta.
Y es aquí donde culmina el episodio con la que para mi, es la escena más emotiva de cualquiera de las 23 temporadas de Los Simpsons:
Esta es la respuesta a la pregunta que hace Bart al inicio “¿y por qué no hay fotos de Maggie?” y el que no llore y se le haga un nudo en la garganta. Y si, a pesar de todos los olvidos de Homero hacia Maggie, esto demuestra el amor incondicional que le tiene y que su sacrificio de volver al trabajo que tanto odia, lo hace por ella (el video lo tuve que grabar y subir yo porque fue imposible encontrarlo en YouTube, los de Fox Network han removido cientos de miles de videos de los Simpons de este portal).
Y para ustedes ¿Cuál es su razón para ir a trabajar todos los días, qué los motiva a subirse a un bus/carro/bicicleta e ir a un sitio al que tal vez no quieran llegar? ¿Son sus hijos? ¿Sus deudas? ¿La enseñanza de generación tras generación de que hay que tener un trabajo ‘estable’ para ganarse la vida?
De resaltar en este capítulo: el inicio con La Lancha Increíble, Homero leyendo libros de mercadotecnia avanzada, luego mercadotecnia y finalmente buscando la definición de mercadotecnia en el diccionario; cuando Homero dice “y la domesticación del perro, seguía su marcha sin parar” (al que se le ocurrió esto es un genio); la intromisión de los ninjas en la planta nuclear; la explicación de como Homero pierde su cabello y sobre todo, la representación de Homero de un espermatozoide.
Si quieren verlo, pueden hacerlo en Simpsonizados
¡Gracias por leer, y espero que algún día puedan llegar a California, Pipinos!
Leave a Reply