¡La solidaridad femenina, no existe!
El sábado pasado, en la tarde, estaba de compras con mi esposa y pude apreciar un cuadro que al principio fue gracioso pero luego se transformó en algo muy triste.
En el vestier contiguo una mujer de al menos 1.85 de estatura (con zapatos incluídos), bastante rolliza ella, se estaba probando unas blusas ya que tenía una cita esa noche con alguien.
Dos “amigas” la acompañaban y ella, inocentemente, confiaba en sus juicios y criterio, así que esto iba más o menos así. Continue reading